martes, 19 de julio de 2016

EL CHICO DE OJOS AZULES

Al día de hoy es aún difícil de creer que
has dejado de estar entre nosotros.
Me gustaban tanto tus ojos azules, me
recordaban a los de mi abuela.
Una persona que tenía prácticamente
siempre una sonrisa en los labios, buen amigo de sus amigos y excelente persona.
Tú muerte nos ha pillado por sorpresa, nos ha dejado fuera de juego con
muchas preguntas sin respuesta.
Creo que somos víctimas de lo que callamos y en tu caso, has llevado tan
en silencio tú dolor, que nadie a podido
imaginar absolutamente nada.
Hay silencios que no son nada buenos.
Un amigo en común me dijo "No puede
ser, tuvo que ser un accidente..."
y yo quería creer lo mismo, pero busqué por internet y decían que alguien que se lanza desde un edificio es que tiene muy claro que quiere morir y si no hace ningún intento en
la caída por mantenerse de pie, no tiene el instinto de sobrevivir.
Si se lanza sin zapatos es que sabe que dónde va no los va a necesitar.
No sé tu muerte está llena de incógnitas
y estás preguntas sólo podrías responderlas tú.
Te mando dónde quiera que estés todo
mi cariño, te deseo que encuentres
la paz y la luz....

jueves, 7 de julio de 2016

EL CAÑICO LUGAR DE ENCUENTRO


Caminando por el paraje del Cañico, un escalofrío recorre mi espalda, seguido de la clara sensación de que resuenan en mi ecos de un pasado un tanto lejano, pero que no ha muerto. Continúan presentes en cierta forma a través de nuestra Asociación, no sólo por el hecho de que lleva su nombre,
si no porque está impregnada de su espíritu.
Desde antaño "El Cañico" no sólo ha sido un abrevadero, dónde los hombres llevaban a los animales a beber y las mujeres hacían su colada, ha sido mucho más que eso. Al igual que ésta Asociación, se le puede considerar
"lugar de encuentro" para los totaneros.
En él se reunian grupos de hombres y de mujeres, aprovechando sus quehaceres comunes para dedicarse al
agradable pasatiempo de la plática y
las relaciones sociales.
Ni que decir tiene que no faltaban los niños que les acompañaban en tales menesteres, los cuáles aprovechaban esas ocasiones para disfrutar del lugar
en el que pasaban el tiempo divirtiéndose con los diferentes juegos de la época.
Y es que nuestros antepasados sin saberlo nos han dejado todo un legado,
multitud de huellas que nosotros tenemos el inmenso honor y deber de conservar, estudiar y como no, transmitir a ésta y futuras generaciones.